En el podcast Tecnociencia de ADN, conducido por Andrea Obaid, el periodista y doctor en Comunicación Patricio Encina explicó uno de los grandes dilemas de nuestro tiempo: “¿Por qué ChatGPT no me pesca?”.
El autor, que acaba de publicar el libro homónimo, plantea que la clave no está en la máquina, sino en nosotros. No nos han enseñado a hablar con inteligencia artificial, y por eso muchas veces recibimos respuestas vagas, contradictorias o poco útiles.
Por qué ChatGPT no siempre entiende lo que pedimos
Según Encina, hay varios factores que explican la frustración de miles de usuarios:
- Usamos un lenguaje telegráfico, como si la IA adivinara lo que pensamos.
- Entregamos instrucciones vagas o contradictorias.
- Nos falta paciencia para iterar y ajustar los pedidos.
La inteligencia artificial, recuerda el autor, no es una herramienta de precisión, sino predictiva: genera lo que estima más convincente, aunque no siempre sea lo más exacto.
La solución: una nueva alfabetización digital
Encina sostiene que la verdadera brecha digital no está en saber usar herramientas, sino en aprender a conversar con ellas. Esta nueva alfabetización digital implica comprender cómo funcionan los modelos de lenguaje y cómo mejorar nuestra comunicación con ellos.
Su libro propone un enfoque inclusivo: cualquier persona, desde una estudiante hasta un adulto mayor, puede aprender a usar ChatGPT en su vida diaria, desde redactar correos hasta buscar recetas o crear patrones de tejido.
El peligro de las alucinaciones
Uno de los conceptos más relevantes de la entrevista fue el de las alucinaciones de la IA: respuestas falsas pero convincentes. El propio Encina las describe como un “chamullo de frentón”.
Ejemplos recientes muestran cómo ChatGPT puede inventar citas académicas, referencias legales o biografías inexistentes. Por eso, la recomendación es clara:
- Hacer siempre un triple chequeo de la información.
- Consultar fuentes confiables.
- No delegar en la IA decisiones críticas, médicas o legales.
Cómo mejorar los prompts: el modelo RAIN
El libro introduce el modelo RAIN, una estrategia simple y poderosa para estructurar mejores prompts:
- R: Rol → definir a quién le estamos hablando (ej. “Eres un chef español”).
- A: Acción → qué queremos que haga.
- I: Información → contexto necesario para el resultado.
- N: Número → extensión o cantidad esperada.
Con este método, explica Encina, se pueden lograr respuestas más detalladas, útiles y cercanas a lo que realmente necesitamos.
IA como partner, no como reemplazo
¿La inteligencia artificial nos reemplazará? La respuesta del autor es clara: “La IA no reemplaza a los humanos, sino a quienes no sepan usarla bien.”
La creatividad, la emoción y la curiosidad siguen siendo cualidades profundamente humanas. La IA puede ser un partnerque nos facilita la vida, pero no sustituye la capacidad de imaginar, crear y sentir.
Los agentes y los riesgos con los datos
En la entrevista también se abordó el tema de los agentes de IA, herramientas que realizan tareas por nosotros: desde generar comparaciones de precios hasta reservar un viaje.
Si bien acortan tiempos de trabajo, plantean preguntas urgentes sobre protección de datos personales. ¿Qué ocurre con la información sensible, como tarjetas de crédito o datos médicos? Encina advierte que la legislación chilena aún está en pañales frente a este desafío.
Un libro desde la experiencia personal
La obra de Patricio Encina no solo se nutre de su trayectoria académica, sino también de vivencias cotidianas. Experiencias con su abuela y su madre —como aprender a usar WhatsApp o buscar la receta perfecta de tortilla española— fueron el punto de partida para explicar, con ejemplos simples y humanos, cómo funciona la IA.
Ese enfoque cercano ha permitido que “¿Por qué ChatGPT no me pesca?” se agote en su primera edición, convirtiéndose en un referente de divulgación sobre inteligencia artificial en Chile y Latinoamérica.
La entrevista en Tecnociencia refuerza una idea central: la inteligencia artificial ya está entre nosotros, pero aún no sabemos conversar con ella.
La propuesta de Encina es clara: desarrollar una alfabetización digital centrada en el lenguaje, que nos permita usar estas herramientas con mayor precisión, creatividad y responsabilidad.
Más que temerle a la IA, el desafío está en aprender a pedirle bien. Porque al final, si ChatGPT no nos pesca, quizás el problema no esté en la máquina, sino en cómo le hablamos.